*HaYdEn DrEaMs*

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viernes, 1 de mayo de 2009

EnTrEvIsTa!!!

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A sus 23 años ya lleva una década en activo como actor. Nacido en Canadá, Hayden Christensen empezó a los 13, en diversas series televisivas. No llamó la atención del gran público, pero sí se fijó en él George Lucas, que decidió convertirle en protagonista de uno los grandes fenómenos de taquilla de los últimos años, El ataque de los clones, segundo episodio de La guerra de las galaxias. De la noche a la mañana, se convirtió en una estrella, aunque todo el mundo pensó que era un chico mono más, incapaz de enfrentarse a papeles más complejos. Pero nada más lejos de la realidad. Parece que dará que hablar, a juzgar por su convincente caracterización de Stephen Glass, un periodista real que convulsionó a la opinión pública de Estados Unidos cuando se descubrió que sus artículos eran falsos.


¿Cuál puede ser la causa de que Stephen Glass, un prometedor reportero, rompiera los límites de la ética?

Una de las principales razones fue la presión familiar. Para sus padres era muy importante el éxito profesional, y no querían que fuera periodista, porque es una profesión arriesgada. Esto le hizo pensar que debía obtener mayor reconocimiento que nadie, para que sus padres quedaran satisfechos. Stephen Glass se sentía muy agobiado y pensaba que tenía que despuntar en su trabajo y ganar prestigio y dinero. No me extraña que acabara mintiendo. No es que trate de justificarle, pero todo esto se explica bastante bien en una sociedad como la actual. Ante tantos condicionamientos, no es extraño que ocurran casos similares constantemente. De hecho, hace poco hemos conocido el caso de Jayson Blair, de The New York Times, y de Janet Cooke, en The Washington Post, que también eran personas presionadas por el afán de éxito. Creo además que a Glass le encantó la sensación que le dio el éxito que obtuvo con el primer artículo que inventó

¿Por qué la gente se creía los artículos que se inventaba Glass?

Lo que le ayudó mucho es que empezó en la revista New Republic en el departamento que revisaba la información. Conocía a fondo, desde dentro, cómo se corregían los artículos, y llegó a saber bastante bien cuáles eran los puntos débiles del sistema. Además, era un mentiroso compulsivo que tenía la personalidad típica de un timador: sabía qué tenía que hacer para caer bien. Podía fingir ingenuidad y, sobre todo, cautivar a sus compañeros con historias apasionantes. Todos coinciden en que era un hombre muy especial, que sabía hacerse querer.

¿Cree que sus lectores necesitaban creerse esas historias, aunque fueran falsas?

Con sus mentiras llegaba a conclusiones interesantes, por lo que en el fondo estaba contándole al público lo que ellos querían oír. Sus historias les confirmaban ideas predeterminadas de su corriente política. Algunos medios sin escrúpulos manipulan datos, para que sus lectores lleguen a las conclusiones a las que quieren llegar. Así no debe ser el periodismo, ni mucho menos, porque eso es traicionar la confianza de los lectores. Se debe reflejar la verdad, y a partir de ahí que el lector construya sus propias interpretaciones. Lo peor de todo esto es que Stephen Glass sigue trabajando como periodista, y que ha tenido un gran éxito con El fabulador, un libro en el que relataba esta historia. ¿Por qué? Es una pena, pero a veces el público tiene otras prioridades por encima de la veracidad, sobre todo el morbo, o el espectáculo.

¿Cómo se involucró en este proyecto?

Yo había leído en Vanity Fair un artículo de Buzz Bissinger sobre este personaje. Me pareció que de esta historia podría salir una película estupenda, y puesto que tenía una productora con mi hermano, Tove Christensen, decidí impulsar el proyecto. Posteriormente, descubrimos que ya habían escrito un guión sobre el tema, así que fui a buscar al autor,
Billy Ray, que terminaría convirtiéndose también en el director. Me interesaba esta historia porque era un tema muy actual, que resume lo que está pasando en los medios de comunicación en la sociedad de hoy en día. Una vez que llegué a un acuerdo con los productores que tenían los derechos del guión, Tom Cruise y Paula Wagner, me reuní con ellos y les dije que yo me veía como protagonista, y así acabé siendo el actor principal.

¿Cómo preparó al personaje?

Stephen Glass no quisó conversar con nadie de este proyecto. Acabé hablando con todos sus compañeros, que sí tenían mucho que decir. Descubrí que podía parecer muy distinto, a diferentes personas. Leí sus artículos, tratando de separar lo que tenían de verdadero, y lo que era ficción. Así pude comprender su mentalidad a la hora de mentir. También trate de conocer los lugares en donde él había crecido, para enterarme de cómo era su ambiente. Venía de una familia judía, y estuve visitando las sinagogas a las que acudía. Teniendo toda esta información, medité mucho cómo iba a interpretarlo.

Tal como usted le interpreta, Glass parece un mentiroso patológico algo desequilibrado.

Llegué a la conclusión de que padecía algún trastorno psicológico, porque indagando en su historia, parece que no paraba de inventarse mentiras. Y cuando le pillaban, se inventaba excusas para explicar esas mentiras. Creo que disfrutaba con eso de alguna manera, y que estaba un poco loco. A pesar de ser una víctima de una patología, es un personaje fascinante, ambiguo y extraño.

Este personaje tiene algo que ver con Anakin Skywalker, el que le ha hecho famoso, porque ambos sucumben al lado oscuro.

Yo también lo pensé durante el rodaje. Si hay un lado oscuro en el periodismo, ése es el exceso de ego. Anakin descubre que el lado oscuro es más rápido, más fácil y en suma, más atractivo. Stephen Glass toma el lado oscuro del periodismo, sólo porque para él es más sencillo hacerse famoso así, que trabajando duramente.

Siguen saliendo nuevos casos de mentiras periodísticas. ¿Su objetivo al hacer la película era llamar la atención sobre el peligro de que esto ocurriera?

Nosotros hicimos la película pensando que la gente debía ser consciente de que este tipo de casos podrían volver a ocurrir. Quizás haya tenido alguna repercusión, aunque no creo que hayamos tenido que ver en que se hayan destapado los casos citados antes. Si la gente que ve la película reflexiona y a partir de ahora lee los periódicos con más sentido crítico, me doy por satisfecho.

En verano de 2005 se estrena la nueva entrega de La guerra de las galaxias. ¿Qué puede adelantar del Episodio 3?

George Lucas es muy estricto con estas cosas, y no quiere que se filtre nada, para que a los espectadores todo les suene a nuevo cuando se estrene la cinta. Es un director muy meticuloso al que adoro, porque sé que le debo mucho. Lo que puedo decir es que mi personaje es complejo de interpretar, porque se vuelve malvado, aunque eso ya lo saben los seguidores de la saga. Es un personaje con muchos matices. Mi transición de bueno a malvado ha sido muy difícil de interpretar, pero espero que los seguidores queden satisfechos. Será una película muy oscura, y mi personaje estará fatigado, acorralado por las guerras. El guión está muy trabajado, y creo que consigue transmitir más emoción que las anteriores entregas. Y hay muchas sorpresas en la trama, y sobre todo mucha acción.

¿Está satisfecho de su carrera hasta ahora?

Soy muy afortunado, me ha ido muy bien, he trabajado con grandes actores y en este momento puedo elegir los proyectos en los que involucrarme. Como estoy en una posición privilegiada, me pienso mucho en cuáles trabajar. Además, no tengo prisa y quiero estudiar en la universidad. De momento, voy a rodar un thriller con
Robert Duvall y Gary Oldman.

HaYdEn As AnAkIn

 

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